viernes, 2 de octubre de 2009

Honduras: Nos tienen miedo porque no tenemos miedo (*)


Porque sin mí las calles / Se quedarían solas, / Porque sin mí las paredes no dirían nada / Porque soy tus manos, tus pies / cansados, / Tu voz. / Yo soy la resistencia (1)

El golpe en Honduras cumplió su primer trimestre este 28 de septiembre, el mismo día en que en América Latina se celebra el día por el derecho al aborto. Ambas fechas que aparentemente nada tendrían que ver conjugan en esta ocasión un mismo sentido: la lucha contra el autoritarismo, contra la imposición y el control de las personas, de los cuerpos de las mujeres y la resistencia de las mujeres en Latinoamérica.

Y es que en Honduras las mujeres agrupadas en diversos colectivos que integran Feministas en Resistencia no han dejado de movilizarse en estos tres meses, exigiendo la vuelta a la democracia, condenando el golpe, defendiendo la vida. Como en ningún otro momento en América Latina el feminismo ha mostrado en la práctica que su lucha no es ajena a todas las luchas que se libran por una democracia verdadera.

Durante estos tres meses, a la par de la masiva participación de las mujeres en la lucha por la restitución de la Democracia, fue aumentando la represión y la violencia de parte de policías y militares, contándose ya doce víctimas ligadas a la resistencia y atribuidas a la delincuencia común, así como la violencia contra las mujeres, como lo demuestra el hecho de que durante los primeros días del golpe, los asesinatos de mujeres hayan incrementaron en 60 por ciento. Pese a las duras condiciones, las feministas en resistencia han ido ganando fuerza en este proceso, ganándose el respeto y admiración de la población, y su valentía ha descolocado también a la represión. Un testimonio de una integrante del colectivo es elocuente al respecto.

"A mis hermanos y un compañero no los llevaron porque ME IDENTIFIQUÉ COMO FEMINISTA EN RESISTENCIA Y SE FUERON, pero antes que llegara se habían llevado a dos jóvenes heridos. Están entrando a los hospitales cada dos horas, a ver a quien saca."

En los momentos actuales, la vuelta de Zelaya en una jugada que no era esperada por los golpistas ha puesto nuevamente a Honduras en la agenda internacional, obligando a la OEA a reunirse y al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a celebrar una sesión especial y pronunciarse frente al acoso a que es sometido Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, donde las fuerzas de seguridad están utilizando una antena que emite ruidos ensordecedores y sustancias altamente tóxicas con concentraciones arriba de lo normal de amoníaco que son utilizadas como base del gas pimienta;hecho que ha sido denunciado por el Observatorio Internacional sobre la situación de Derechos Humanos en Honduras (OISDHHN) (2) en un comunicado el 25 de septiembre. Estas medidas ya han cobrado la primera victima femenina, Wendy Elizabeth Ávila, quien murió en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, donde fue llevada después de ser una de las víctimas de los gases lacrimógenos lanzados cuando las fuerzas militares y policiales intentaban desalojar a los miembros de la Resistencia en los alrededores de la embajada de Brasil.

Aunque la mayoría de los países de América Latina ha repudiado el golpe y ha mostrado su apoyo a Zelaya y a su restitución, y que incluso Obama, luego de serias dubitaciones y ambigüedades, declaró oficialmente el 3 de septiembre que en Honduras hubo un Golpe de Estado, los golpistas parecen no oír los clamores de la ciudadanía que exige la vuelta de su presidente. Por el contrario, han profundizado la política represiva en un esfuerzo de que el miedo, como principal dispositivo para desactivar y desarticular la resistencia, surta su efecto. Por ello, el presidente de facto, Roberto Micheletti, el día domingo emitió un decreto ejecutivo mediante el cual quedan suspendidas 5 garantías constitucionales por un período de 45 días que puede ser prorrogado, entre las que están la la libertad personal, la libertad de asociación y de reunión, el derecho de circulación y la libertad de expresión. El ataque a las instalaciones de Cholusat-Sur Canal 36 y Radio Globo, una emisora y un canal de televisión supuestamente proclives a Zelaya, no se ha dejado esperar. Asimismo, el envalentonamiento no es sólo con el pueblo, sino que el gobierno golpista se muestra cual gallo de pelea con el Gobierno de Brasil y con el Gobierno de México, a quienes ha dado 10 días para que reconozca a su embajador en el caso del segundo y la advertencia de que en ese mismo lapso de días perdería su embajada en el caso del primero.

El gobierno de facto ha llegado a los extremos de impedir la entrada a Honduras de cuatro funcionarios de la OEA, que iban a preparar una visita de cancilleres que intentarían mediar en la crisis, poniendo otra vez en entredicho, luego del fracaso de la misión de Arias, las reales posibilidades del organismo de aportar a la solución de la crisis. No hay que olvidar que, pese a todas las evidencias que hay de lo que está sucediendo en este momento y las flagrantes violaciones a los derechos humanos, la OEA no pudo llegar a un consenso para suscribir una resolución expresando su posición sobre los acontecimientos, sobre los pasos que dar y sobre cómo responder a los resultados de las elecciones de noviembre.

Quizá es precisamente por esas dubitaciones, o por los mensajes que pueden leer en determinadas declaraciones, como la realizada por Lewis Amselem, representante alterno de Estados Unidos ante la OEA, quien dijo que "el retorno del presidente (Manuel) Zelaya a Honduras es irresponsable e idiota, y no sirve a los intereses de su pueblo ni a aquellos que buscan el restablecimiento pacífico del orden democrático en Honduras" (3), que los golpistas sienten que tienen carta blanca para seguir reprimiendo y mantenerse en el poder y que las cosas continúen tal cual, ganando tiempo esperando que la resistencia se canse, por lo que acallar sus voces es estratégico en el movimiento actual.

Después de todos estos hechos, surge la pregunta de dónde les saldrá tanta seguridad y prepotencia a los que están comandando y apoyando el golpe. Si se revisa rápidamente la historia de Honduras, podrá verse que una quincena de familias acaudaladas han controlado todos los poderes y los recursos y que la mayoría de sus gobiernos a lo largo de la historia no han respondido a su ciudadanía, sino a los intereses de las empresas extranjeras de las que Honduras tiene una enorme dependencia, pues el 70% de sus exportaciones de plátanos, café y azúcar va a EEUU y de allí llegan unos 3.000 millones de dólares que envían a sus familias 800.000 hondureños emigrados.

Son estas familias quienes están apoyando el golpe y como dueños del país tienen la visión de que todo les pertenece, tanto los recursos como su gente. Unas airadas declaraciones de una vecina de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, quien se queja frente a cámaras por los destrozos a su casa y acusa de ello a Lula y Zelaya, son elocuentes: "¿quién me va a pagar a mi?" y reitera con fuerza "¿quién me va a paga a mi los daños emocionales de mis empleadas?" (4). No tienen que pagarles a las empleadas, sino a ella. ¡Qué ejemplo más claro de cómo las clases dominantes ven a los otros y las otras!

En estos tiempos, en Honduras han vuelto a aparecer los rostros de quienes comandaron la represión y la desaparición de opositores en los años 80. Entre ellos están el canciller Carlos López Contreras, el actual director de migración, Nelson Willy Mejia, Napoleón Nasar, director de tránsito, y el inefable Billy Joya, quien dirigió el Batallón de Inteligencia 3-36, fundador de los escuadrones de la muerte "Lince" y "Cobra.

Sin embargo, el país ya no es el mismo, por eso el desconcierto, por eso la rabia, porque descubren de pronto que tienen a un pueblo que no tiene miedo, y le temen. "Nos tienen miedo porque no tenemos miedo," dice la canción que canta la resistencia, un pueblo que pone en cuestión por primera vez lo que dijo en 1929, Samuel Zamurray, alias "Banana Sam", presidente de la Cuyamel Fruit: "Un diputado en Honduras cuesta menos que una mula." Se encontraron con que la dignidad del pueblo, de las mujeres, de las Feministas en Resistencia no tiene precio y sólo les queda la represión y la muerte.

Ahora más que nunca se hace necesaria la solidaridad de los pueblos y la claridad de los gobiernos que realmente apuestan por la democracia, condenando sin ambages el golpe y la violación a los derechos humanos, porque en ese pequeño país que llena en estos días editoriales y primeras páginas, en algunos casos anunciando represión y muerte, se juega el destino de la democracia en Latinoamérica, pues si el golpe pasa ahora en Honduras, luego pasa en cualquiera de nuestros países , y eso hay que detenerlo.

Notas

(*) Canción de la resistencia interpretada por Liliana Felipe, http://www.youtube.com/watch?v=it2z-QlofFY(1) Poema de Jesica Isla, integrante de Feministas en Resistencia(2) http://www.fidh.org/New-article,7032(3) Declaración realizada ante el Consejo Permanente de la OEA el 28 de septiembre del 2009(4) http://www.youtube.com/watch?v=-RJFP7W7YHY&feature=player_embedded

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